Calamitosa alternativa

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EL feroz y castrante bipartidismo actual no representa la pluralidad de nuestra sociedad. En cualquier ámbito de la vida surgen nuevas realidades: empresas, asociaciones, marcas, servicios, productos, entidades, tendencias, modas... Menos en la política, donde es mínima la creación de nuevos partidos. Por eso es más grave la calamitosa descomposición en Sevilla de Unión Progreso y Democracia (UPyD) antes de las elecciones municipales. No sólo perjudica a quienes pudieran albergar esperanzas de que cuajara un partido más apegado a la ciudadanía. También es mala noticia para los simpatizantes de PSOE y PP que aspiran a una democracia de partidos más sanos. Si tienen menos competencia, más cortijeros son.

UPyD ha dilapidado tres años para construir en Sevilla una plataforma política que naciera de abajo arriba y sin los vicios ya adquiridos por las organizaciones hegemónicas. Tiempo suficiente para hacer aflorar talentos y voluntades dispuestos a servir al interés general y renuentes a vivir del partido. Avispados para no dejarse dominar por quienes tienen la vocación de usurpar la representatividad del prójimo y medrar en su propio beneficio. Es uno de los dos filtros que mejor debe establecer desde el principio un nuevo movimiento ciudadano. El otro es detectar los topos que los partidos grandes van a introducir para estar al tanto de lo que se cuece, y para provocar problemas y divisiones internas.

Pero UPyD Sevilla mete los goles en propia meta. Es una suma de bisoñez, inmadurez, falta de espíritu colectivo, escasa vocación de arrimar el hombro si no eres el cabeza de cartel, emulación de los defectos que carcomen a las grandes siglas, y labor de zapa de quienes entran ahí para cargarse el invento. Parece que a Rosa Díez no le sofoca el desaguisado. Manteniendo ella su cuota de pertenencia al establishment político-mediático en la corte madrileña, le basta y le sobra para que UPyD no sea una alternativa pero se quede en partido unipersonal.

Fuente: Diario De Sevilla

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