Yo, minoría absoluta: La carta de despedida de otra disidente

|
Hace ya algo más de dos años llegaban a mis oídos unas siglas: UPyD.

¿UCD? ¿CPU? ¿ZPU? No, no: U-P-y-D. Unión, Progreso y Democracia. De no haber sido porque se lo oí decir al mismísimo Fernando Savater, he de reconocer que aquello me habría sonado fatal.

Me tocaba preparar una exposición sobre Savater como escritor, su obra, su filosofía... ¿qué estudiante no se ha visto obligado a leer Ética para Amador? Pues en esas me encontraba yo. Y lo peor era que me tocaba hablar de él delante de toda la clase durante cuarenta minutos; necesitaba mucha información para hacer atractivo aquel discurso que podía convertirse fácilmente en algo profundamente aburrido.

Llegué a un documento que no podía dejar pasar: Fernando Savater, filósofo, escritor, novelista, ensayista y no sé si se me escapa algo más, firmaba el manifiesto fundacional de un partido político. Lo leí. Tanto me gustó lo que proponía que no sólo dediqué un gran porcentaje del tiempo de mi exposición a hablar sobre el proyecto, sino que poco tiempo después, decidí afiliarme al “partido de Rosa Díez”.

En menos de una semana, recibía una llamada de un tal Ramón. Por lo visto, él llevaba el tema de UPyD en Alhaurín. Quedamos para tomar un café. Yo quería formar parte del proyecto de Rosa Díez, Fernando Savater y otros tantos que las siglas me irían descubriendo.

Hace ya dos años de esto; hace ya dos años que empecé a trabajar en UPyD ilusionada por el discurso de Rosa Díez, entusiasmada con la gente que lo formaba, con ganas de disfrutar y de aprender.

Pero el tiempo ha ido desgastando aquello que nos unía. Muchos han abandonado. Demasiados. Y cada vez tiene menos sentido pagar todos los meses por pertenecer a un partido político en el que simplemente, estorbo. Yo, minoría absoluta.

He aprendido a aprender escuchando; he conocido la prudencia como virtud y he puesto en práctica los valores que desde pequeñita me han enseñado, como son el respeto y la coherencia. He conocido a gente estupenda y he aprendido a valorar en su justa medida a la que no lo es tanto.

Llegados a este punto, no podían faltar unas cariñosas líneas a los que algún día fueron compañeros y hoy son amigos. Compartir cenas, noches, bailes y copas, desayunos, risas y almuerzos, hace que pasar por UPyD ha merecido la pena a pesar de todo. Y toca enviar un abrazo a Antonio, a Ángel y Neus (pack imprescindible), a Juan Carlos por supuesto, a Javi… y tantos otros que le dan sentido a todo esto, a pesar de que alguien/es hayan empleado una parte importante de sus fuerzas en evitarlo.

He dejado de pagar mis cuotas y he informado a quien correspondía hacerlo de los motivos que me han llevado a hacerlo. Y es que un cúmulo de circunstancias me distraían de disfrutar de algo voluntario que me estaba costando mi tiempo, mis esfuerzos y por qué no decirlo, mi dinero. Sumar a esto una serie de hechos cada vez más absurdos y una pérdida generalizada de la ilusión que alguna vez nos unió, sólo demuestra que las cosas en Alhaurín de la Torre no funcionan como debieran. UPyD dista mucho de lo que pudiera haber sido.

Me afilié a un partido político que prometía ser algo distinto. Me comprometí con unas siglas, aposté por Unión Progreso y Democracia pero como dijo un buen amigo, “UPyD ya no me representa”.

“Dicen que no es un nombre muy pegadizo. Probablemente no lo sea, pero dice lo que somos:

Unión que no es unidad; es más. Aquí no hablamos del que acompaña, sino del que comparte. El progreso, no es más que defender políticas que verdaderamente tengan el resultado de progreso, de desarrollo, de más igualdad, de más libertad, de más capacidad para hacer cosas en la vida. ¿Y democracia? Bueno, habrá quien piense que es reiterativo porque estamos en una democracia pero no lo es: porque lo que hace falta en España es una regeneración democrática.

3 comentarios:

Salpergo dijo...

Me ha emocionado tu despedida. Y es que me ha recordado tristemente mi marcha del proyecto.
Formaba parte del Consejo Fundacional y desde el principio puse todas mis ganas en este proyecto que, sin embargo, se ha venido abajo.
Solo me resta decirte que ánimo y que continúes pensando en lo que creas más útil para tí y los tuyos.
Al fin y al cabo, éstos son los únicos que no te defraudarán.
Un saludo.

Salpergo dijo...

Y es que, como diría Miguel Oscar Menassa, uno de mis poetas preferidos, "Destierro el llanto, lastimero, por lo que no tendré. Observo con inteligencia varonil, lo que ya nunca habrá y no lloro...".

Y es que no merece la pena seguir lamentándonos por un proyecto que degeneró tan pronto en un cortijo para unos pocos.
Sé valiente y continúa demostrando que lo que te sobra es sentido crítico y libertad para elegir.
Y eso es lo que verdaderamente importa.
Un saludo.

Soy amigo de UPyD en Málaga dijo...

Pues sí, el cambio de rumbo de UPyD ha sido muy triste para muchos de nosotros, que a pesar de nuestras ganmas de trabajar hemos sido expedientados